sábado, 4 de septiembre de 2010

LA PERICIA, EL VEHICULO

LA PERICIA, unida a las competencias emocionales personales y sociales hace a un conductor “perfecto” dentro de lo humanamente posible. La pericia es la combinación entre el sentido común, los conocimientos y las habilidades, fruto de la práctica.
EL VEHÍCULO
Un vehículo tiene muchas connotaciones, ya que es una extensión del cuerpo y de la personalidad. Es una casa rodante, y le ayuda a marcar su territorio. La violación de la territorialidad es grave para cualquier animal. Cuando a una persona le tocan su territorio entonces se libera el instinto de conservación y es el cerebro límbico el reptil el que responde atacando o huyendo.
El vehículo es una herramienta de trabajo, pero también es un arma letal y un símbolo de estatus y de poder. Dependiendo del modelo y el tamaño, puede ser un mecanismo de presión. No te tratan igual en la calle si conduces un bus, un taxi, una moto, un Mercedes... El vehículo estigmatiza al conductor, incluso el color de éste puede estigmatizar al conductor. Por ejemplo se dice que los hombres que conducen carros rojos son mujeriegos. Pero se dan sorpresas...

El vehículo es en sí mismo el mensaje. Por eso cuando se adquiere un vehículo no se compra solo éste sino también el simbolismo. ¿Qué quiero proyectar? Por ejemplo andar en moto es una manera de manifestarse en el mundo, con la moto se expresa, libertad, descomplicación, rapidez, juventud, irreverencia y poder.
En la calle se presenta toda serie de manifestaciones emocionales, mediadas a través de los vehículos.
En el lenguaje del tránsito se trasladan las emociones:
Pitar con intensidad: ansiedad, ira, impaciencia. Es una forma de agredir auditivamente al otro, significa lo mismo que un grito o un empujón. Diferentes tipos de pitos, hacen las veces del lenguaje verbal del vehículo.
Acelerar, hacer rugir el motor: amenaza, intimidación, demostración de poder.
Frenar encima: demostrarle al otro que me está estorbando (territorialidad) y yo con mi vehículo lo puedo quitar.
Adelantarse en un trancon o en una situación inapropiada: demostrar viveza y a la vez enrostrarle al otro lo “sonso” que es para conducir.

SITUACIONES DE RIESGO:
No conocer las leyes físicas.
Falsas expectativas. Por ejemplo, creer que lleva la vía. Creer que todos son buenos conductores.
Ingenuidad, poner una direccional y creer que ya tiene el puesto en el otro carril.
Falta de inteligencia emocional
Falta de empatía. Por ejemplo ¿sabe UD por qué ciertos taxistas se comportan como lo hacen?
Reglas implícitas de supervivencia. Matar y no ser matado, comer y no ser comido, “pasar como sea” en un trancon aunque los que llevan media hora ahí parados, tengan que esperar mucho más, porque los “vivos” están pasando primero.
Igual que en la naturaleza la selección natural premia a los más fuertes, en la vía pública los más vulnerables son:
• El más inepto, al que le falta pericia y rapidez de juicio para decidir una maniobra que lo saque del peligro.
• El peatón, porque el chasis y la carrocería son su propio cuerpo y cualquier golpe puede perjudicarlo enormemente.
• Los niños, los ancianos y los hombres. Porque no tienen la suficiente inteligencia emocional para tener un óptimo desarrollo del autocontrol y el autodominio.
Es importante hacer promoción a través de los medios y todas las estrategias racionales y humanistas que se puedan. Si esto no es suficiente entonces como última medida, es la sanción como una manera de intervenir la problemática. Pues si no lo hacemos por conciencia, lo haremos por cuidar el bolsillo, uno de los órganos más sensibles que tienen muchas personas. Entonces quedan dos salidas: o somos concientes o somos obedientes.



Bibliografía
Suratep
Octubre 2006